martes, 27 de septiembre de 2016

VALORACIÓN PERSONAL DE CARLA PARDO, VOLUNTARIA DEL CAMPO DE TRABAJO SAN GIL/PLACEAT 2016

" Como dije una de las últimas noches en San Gil, en una de esas ruedas de personas y llenas de emociones en las que cada uno enseña un poquito de su corazón,“el mundo es un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.” No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
Las personas de Placeat arden y alumbran con tanta intensidad que hacen que no se te vayan a olvidar nunca, se te quedan en la retina grabados y te recuerdan todos los días que ahora son también tu familia. De esas familias que se escogen, y de las que no quieres separarte nunca más. Ver a Lorenzo todo el tiempo contando chistes, a mi Javi preguntando “somos muchos, ¿no?, ¿cuántas furgonetas hemos venido hoy?”, a Tomás intentando imitar el acento gallego, o a Miguel dándote abrazos de los que llegan al alma cada vez que te ve y te enseña que no es tan necesario expresarte con palabras, han hecho que estar eses quince día en este campo de trabajo, sean una de las experiencias más bonitas que se pueden tener. Yo, a todas las personas que estáis pensando en venir, os diría que es algo que tienes que sentir, y ojalá lo viváis como yo lo viví. 
En tan poquito tiempo te da la sensación de que llevas allí la vida entera, el norte de Extremadura pasa a ser tu nueva casa de verano, las furgonetas son tu nuevo sitio de siestas, y la finca por la noche pasa a ser tu observatorio de estrellas fugaces favorito.
Al final, este campo te enseña que son las pequeñas cosas las que dan una esencia, y cada momento guarda algo especial. A mí, por ejemplo, me encantaba estar todos juntos en la finca y que de repente estuviésemos hablando de los usuarios sin darnos cuenta, imitando sus gestos tan característicos y repitiendo que no nos queríamos ir nunca de allí. Estar codo con codo de excursión, trabajando en el jardín, o comiendo con los usuarios, hace que la esencia de este sitio sea especial e irrepetible, no hay otro campo igual ni se puede tener esta experiencia en otra parte.
Estos quince días, también hicieron que me rodease de gente bonita, gente que no se arrepiente, gente que te cuenta sus historias y gente que te lleva a su hogar sin que te muevas del sitio. Son gente de fuego grande, que arden la vida y te encienden. Gente que hace que respires el mejor aire del mundo, que respires azul clarito y que respires todas las emociones que van soltando todos los días. Ahora tengo los pulmones llenitos de todas las personas que conocí allí, y no se van a escapar".
CARLA PARDO (VOLUNTARIA DEL CAMPO DE TRABAJO SAN GIL PLACEAT 2016).

domingo, 4 de septiembre de 2016

VALORACIÓN PERSONAL DE ANE MAY (PAÍS VASCO), CAMPO DE TRABAJO SAN GIL/PLACEAT 2016

"Cómo explicar con palabras todo lo que he vivido, sentido, reído, cantado, bailado, llorado... y un sinfín de verbos que simplemente me aportan felicidad. Cómo explicar con palabras el vínculo que se ha creado entre nosotros. Cómo describir todo lo que ha supuesto esta experiencia para mí. Cómo agradecer cuando la palabra gracias se queda tan corta. Cómo gritar a los cuatro vientos lo especiales que sois, cuando me he quedado ya sin voz de la emoción que siento. No tengo palabras chicxs, no encuentro palabras suficientemente comparables con todo lo vivido.
Pero puedo deciros “eskerrik asko” (gracias), por cada sonrisa, por cada palabra, por cada momento, por cada estrella fugaz, por cada chiste, canción y baile, por cada carcajada e incluso por cada silencio o lágrima. Gracias por aparecer aquel 1 de agosto y por ser cada uno tal y como sois.
Creo que de todo, de lo que más he hecho es aprender, de cada usuario, voluntario, monitor e incluso hasta de mí misma. Me habéis enseñado muchas cosas, a veces incluso sin daros cuenta. Ha sido tan enriquecedor por el hecho de que cada uno de vosotros sois diferentes y especiales. Tenéis una fuerza y energía impresionantemente grande y lo transmitís con cada gesto, palabra o movimiento.
Creo que de todo, de lo que más he hecho es aprender, de cada usuario, voluntario, monitor e incluso hasta de mí misma. Me habéis enseñado muchas cosas, a veces incluso sin daros cuenta. Ha sido tan enriquecedor por el hecho de que cada uno de vosotros sois diferentes y especiales. Tenéis una fuerza y energía impresionantemente grande y lo transmitís con cada gesto, palabra o movimiento.
Y qué decir especialmente de nuestros queridos usuarios. Que sois tan “queridos” porque os dejáis querer, o porque quizás, es demasiado fácil quereros, como algo que surge por inercia. Sois hermosos, brilláis vosotros solos con cada sonrisa que nos habéis regalado. Me habéis enseñado cosas que difícilmente conseguiría explicarlas mediante palabras. He aprendido que hay miles de maneras de ver las cosas, de sentir las personas o de percibir la vida. Me habéis hecho ver que la vida es tan bella porque cada ser vivo se diferencia en algo, a pesar de que esa diferencia sea tan minúscula que un microscopio no nos sirva. Porque las cosas que realmente importan, son invisibles al ojo humano, pero los percibimos, como cada vez que nuestro cuerpo se inunda de aire al respirar. Esa diferencia hace que el universo sea algo tan maravilloso. Y creo que todos deberíamos de aprender a apreciar esa diferencia que hace que cada ser sea único y especial. Me habéis enseñado que la felicidad está en nosotros mismos, y que solo se trata de querer sentirlo. Y creerme cuando os digo que en este campo de trabajo de eso hemos ido sobrados. Gracias por habernos cuidado tan bien, de hacernos reír y disfrutar. Hace ya unas semanas desde aquellos 15 días, pero siento que no han terminado, que mañana me despertaré en nuestra tienda de campaña y que me encontraré con todos vosotros de nuevo, como si ni un segundo hubiese pasado.
Gracias a Alicia, Cano, Melli y Chuchi, por hacer que todo esto tenga sentido, por todo lo que dais día a día. Me siento muy agradecida por haber tenido la oportunidad de vivir esta experiencia, que sin duda lo recomiendo sin pensármelo dos veces. Os animo a dar el paso, que a veces tanto cuesta, porque realmente merece la pena. Recuerdo que el primer día Alicia nos dijo que esto enganchaba, y mucho, y ahora lo entiendo todo. Os aconsejo ser voluntario en Placeat/San Gil, os darán tanto que hasta que lo viváis no seréis capaces de imaginarlo. 
Vuelvo al principio y pienso, cómo puedo describir con palabras todo lo que ha supuesto este campo de trabajo. San Gil ha sido un cúmulo de sonrisas, vivencias, sentimientos, amigos... gracias por dejarme ser parte de esta gran familia! Nunca podré agradeceros lo suficiente el haberme dado todo lo que me habéis dado. Gracias, gracias y gracias por todo!"

VALORACIÓN PERSONAL DE SARA PONCE (CÁDIZ), CAMPO DE TRABAJO SAN GIL/PLACEAT 2016

"Hace solo unas semanas me recuerdo con suspense, intriga, incluso algo preocupada. Iba a un campo de trabajo en el que no estaba segura de poder dar la talla... Aunque también partía con mucha predisposición para darlo todo de mí misma.

Pero toda preocupación era innecesaria. No tenía que contar con nada especial para poder estar a la altura, simplemente con tu energía era suficiente para cumplir el propósito: conocer a personas maravillosas y disfrutar con ellas. Me acompañaban 3 amigas a esa aventura… Sin embargo, he vuelto a casa con unos 40 amigos más. 
En esta experiencia no solo he conocido los rincones más bonitos del norte de Extremadura, sino que también he tenido la oportunidad de encontrarme con personas muy grandes, llenas de optimismo, ilusión, fuerza y cariño; personas que te enseñan mucho en poco tiempo. Quizás son solo detalles, pero que te hagas una herida y que cada día Loren y Tomás te pregunteny se preocupen por cómo estás, no tiene precio. O que te quemes un poco la cara por el sol y que Javi vaya detrás de ti riñéndote por no ponerte crema protectora; eso es maravilloso. Las historias de Manolo y “el bicho éste”, la sonrisa permanentede Miguel, la energía de Rubén, Luque y de Javi el chiquinino, las ganas constantes de disfrutar de Miguel Ángel, las canciones dedicadas de Gloria, el coraje que nos demuestran Chanquete y Goyito o la dulzura de Juanma,Saluqui ySuper-Mimi… Son pequeñas cosas que hacen que cada momento se haga grande. 
 Si a eso le sumas 3 monitores magníficos y más voluntarios con tantas ganas como tú, te sale una experiencia única con la que incluso llegas a cambiar y a mirar las cosas desde otra perspectiva. Aunque todas estas vivencias no hubieran sido posible sin el director de estainiciativa… Gracias a proyectos como este, se hace del mundo un lugar más bonito y justo. ¡Gracias por dejarnos formar parte de ello, Chuchi!
 Y para aquél que se lo esté planteando, decir que todo allí se hace simple, fácil, todo fluye solo. No tienes que pensar en qué hacer o decir, sencillamente sale. Y entonces te ríes de las preocupaciones de las que hablábamos al principio… Es la manera más directa de conocer la diversidad funcional, la normalidad al fin y al cabo. La plena inclusión es posible, es natural, simplemente sale; y este campo de trabajo es el ejemplo más claro.
Estoy tremendamente orgullosa de poder contar esta aventura y muy satisfecha de haberla vivido al máximo, tanto que me iría de nuevo ya mismo para repetir.Tremendamente agradecida a cada miembro de la familia del campo de trabajo San Gil/PLACEAT 2016 por cada momento compartido, gracias por ser como sois".

VALORACIÓN PERSONAL DE ALBA (LA RIOJA), CAMPO DE TRABAJO SAN GIL/PLACEAT 2016

"Soy Alba, una chica de Arnedo (La Rioja) que tuvo la gran suerte de poder vivir esta experiencia durante quince días en el Campo de Trabajo San Gil / Placeat 2016. Hasta este verano la verdad que nunca se me había ocurrido la idea de hacer un voluntariado, y qué alegría poder afirmarlo ahora.
Al principio, cuando fui comentando a mis familiares y amigos que me iba de campo de trabajo me decían “¿qué es eso?”,  “¿qué tienes que hacer ahí?”,  “¿por qué te vas tan lejos?”,  “tiene un nombre raro”,  “te vas a morir de calor ahí en agosto”, etc. Y en sí no puedes responder exactamente hasta que no lo vives.


Realmente a mí me gustan las aventuras, atreverme a hacer cosas nuevas, y por eso decidí irme de campo de trabajo. Era la primera vez que hacía un voluntariado, que visitaba Extremadura y que trataba con personas con diversidad funcional, por lo que para mí era un reto que quería superar. 
De primeras puede que te dé un poco de miedo, o por lo menos eso me pasó a mí, que nunca había tratado con personas con diversidad funcional y estaba nerviosa porque no sabía cómo tratarles; pero realmente ese miedo se te esfuma rápido nada más tener un mínimo contacto con los usuarios.


Era lunes, uno de agosto, y aunque la quedada de voluntarios era a la una, llegué una hora antes a Placeat. Allí me senté en un banco y no pasaron ni dos minutos y ya vinieron usuarios como Javi y mi Manué a recibirme y preguntarme qué tal me había ido el viaje con una sonrisa que te quitaba el nerviosismo de una. Al rato vino Álvaro Melli, uno de nuestros monitores, junto con las gaditanas, que habían llegado esa misma madrugada, a ayudarme con las maletas y fuimos a buscar a más voluntarios que estaban llegando cargados de maletas. 
Usuarios, voluntarios y monitores nos reunimos en el salón y empezaron las presentaciones para ir conociéndonos mejor. La verdad que los voluntarios rápidamente hicimos una piña y formamos una gran familia; ¡os quiero!.
Los días iban pasando vertiginosamente, y eso siempre es buena señal, ya que te lo estás pasando tan bien y disfrutando tanto que no te da tiempo ni a saber en qué día vives. Todo ello es gracias a los buenos momentos que te hacen vivir usuarios, voluntarios y monitores.
Visitamos lugares impresionantemente bonitos del norte de Extremadura e incluso llegamos a Portugal. Me sorprendí con lo bonito que puede llegar a ser el norte extremeño: mucha naturaleza y unos atardeceres de escándalo que cada día eran diferentes.


Sobre los usuarios qué decir: increíbles todos y cada uno de ellos; ¡gracias por robarme un trocito de mi corazón!. Miguel, que con una sonrisa o un abrazo te decía lo que ni mil palabras eran capaces. Mi “Manué”, tan atento de su hermano y transmitiéndote una tranquilidad alucinante. Gloria llamándote “cariño” y demostrándote todo lo que puede llegar a querer. Javi enseñándonos sus dotes de nadador profesional. Lorenzo, su gran variedad de chistes que te hacían reír hasta no parar y sus escandalosos aplausos. A Mimi le encantaba todo, siempre te decía “me encanta” con una sonrisa de oreja a oreja. La resistencia que puede llegar a tener Manolo me dejó alucinada. Saluqui con su “pichurri” te alegraba los días. Tomás era como mi abuelo y me encantaba cuando decía “¡ay, la riojana!”. Luque y sus besos infinitos llenos de cariño. Las miradas repletas de ternura de Rodrigo. Rubén, que tiene el corazón igual de grande que él. 
Se me hace un poco duro escribir esto porque, aunque han pasado ya unos días, los sentimientos experimentados en este campo de trabajo aún están a flor de piel. Hemos vivido tanto en estos quince días que cuesta volver a la rutina de siempre. 
Aunque el tema del campo de trabajo no tenía nada que ver con lo que yo estoy estudiando (Grado en Turismo), me ha ayudado a enriquecerme como persona y a ganar valores.
Doy gracias a los usuarios, monitores, voluntarios y a Chuchi por hacer posible esta maravilla de experiencia que no olvidaré jamás.


¡Ya os echo de menos! ¡Nos vemos pronto!"

VALORACIÓN PERSONAL DE SANDRA (CÁDIZ), CAMPO DE TRABAJO SAN GIL/PLACEAT 2016

"Pasados 10 días desde que volví del campo de trabajo pensaba que podría hacer una valoración más objetiva pero no es así, siguen muy presente todos los sentimientos vividos y dudo que aunque siguiese esperando disminuyesen.
Voy a intentar explicar un poco lo que ha significado el campo de trabajo pero sé que solo viviéndolo se puede entender. Desde el primer minuto las sensaciones fueron mucho mejores de lo que esperaba, los usuarios son muchos más autónomos de lo que imaginaba y el grupo de voluntarios, tanto españoles como el resto, formamos rápidamente una piña increíble sin subgrupos ni malos rollos.
Podría enrollarme muchísimo hablando de lo bien que nos hemos llevado entre voluntarios y monitores o lo divertidas y bonitas que han sido las distintas rutas con las que hemos conocido partes preciosas de Extremadura,  pero creo que el objetivo de esta valoración es centrarnos en los usuarios así que a ello voy.
Son sumamente increíbles.  Desde que llegamos, cuando aún estábamos tímidamente sentados en el sofá, se acercaron rápidamente a presentarse y saludar. Desde ahí con cada día que pasaba más cariño se les cogía a cada uno de ellos. Tienen historias increíbles que te cuentan sin problema, una alegría en la cara que transmiten durante todo el día, unas ganas de pasarlo bien y disfrutar que no te dejan tener mala cara y si la pones, lo verán, te preguntarán y animarán con lo que menos imagines. 
Puedes llegar al campo con diversos problemas que crees que son importantes y que merecen estar triste y preocupado por ellos, tras pasar 15 días con ellos y ver como son felices todo el rato, con un baile, una canción, un chiste o un abrazo, empiezas a darte cuenta de lo que realmente importa y de las cosas que se necesitan para ser feliz.
No soy muy buena expresando mis sentimientos así que sólo añadir que es una experiencia que merece la pena vivir, que son unas personas que hay que conocer, que todos debemos entender que la diversidad funcional es algo normal con lo que se puede vivir perfectamente y que se merecen una inclusión total porque son asombrosos y te dan mucho más de lo que ellos reciben de ti. Son 15 días para hacerles disfrutar de unas vacaciones divertidas y para que los voluntarios disfruten de su compañía y aprendan muchísimo con ellos".

miércoles, 31 de agosto de 2016

VALORACIÓN PERSONAL DE ANA POZAS (EUSKADI), CAMPO DE TRABAJO SAN GIL/PLACEAT 2016

"Empecé con mucha incertidumbre, no sabía si iba a ser capaz de hacer frente a esa nueva aventura que estaba a punto de comenzar. Nervios a flor de piel, quería llevarlo todo tan a la perfección que no sabía cómo reaccionar. El primer contacto fue indispensable, se percibe como ellos son totalmente abiertos a recibir a las personas y no tienen reparo a hablar con nosotros. Desde el primer momento recibí una sonrisa por parte de ellos, eso fue lo que me llenó por dentro y me di cuenta de que esos quince días iban a ser mágicos.
Mi nombre es Ana Poza, soy una voluntaria de diecinueve años que proviene del País Vasco y he tenido la suerte de poder formar parte de esta gran familia que es Placeat en el verano del 2016.
Los quince días han pasado increíblemente rápido pero a la vez han sido muy intensos, significado de que no han podido ser más perfectos. Gracias a esta gran oportunidad que me han brindado de poder trabajar junto a personas con diversidad funcional he aprendido muchas cosas de todos y cada uno de ellos, y esta gran experiencia me ha cambiado mucho mi forma de pensar; me he dado cuenta de que la vida no se basa en el materialismo, que hay que mirar más allá, porque a veces lo más bonito se refleja en los pequeños detalles. Miguel me ha enseñado que no hace falta hablar para poder expresar todo tipo de sentimientos; Saluki me ha transmitido toda la ternura de una madre; Mimi y Chanquete me han dejado ver que los abrazos son el reflejo del alma; Tomás me ha mostrado que siempre hay una pequeña razón por la que luchar; a su vez Javi nos ha demostrado sus dotes en la natación y sus ganas de vivir la vida; Manolo su positividad y alegría; Luke su cariño diario; Gloria me ha transmitido que el amar es indispensable; y por supuesto, Manuel ha demostrado que pocos hermanos hay como él. En general todos son diamantes que hay que cuidar y querer porque gracias a ellos este tipo de aprendizaje esencial es posible. 
Por lo que puedo decir que este campo de trabajo se resume en amar, sentir, vivir la realidad y captar la felicidad y la positividad ante todo. 
Los monitores/as, y nosotros/as, los/as voluntarios/as, también hemos sido una parte importante de esta preciosa aventura. Ha sido un placer compartir esta magnífica experiencia con mis compañeros/as, han sido días excepcionales a su lado y, por mi parte, estoy muy contenta y agradecida porque creo que no me podían haber tocado mejores compañeros/as con los que compartir todo lo vivido. Aunque ahora ya pueda decir que son mis amigos/as y que de cada lugar me llevo personas increíbles. 
Y, cómo no, agradecer especialmente a los/as monitores/as, que han sido como amigos/as,  porque también han sido una parte muy indispensable en este episodio. Han formado un equipo fantástico: Alicia, por su motivación y energía diaria; Melli, por su gran sabiduría sobre todo tipo de historia; y Cano, por su increíble paciencia día a día con todos/as nosotros/as.
Para finalizar, aconsejar a todo tipo de jóvenes que prueben esta experiencia, es muy gratificante y, por supuesto, recibes más de lo que das. En mi caso, estudio Administración y Dirección de Empresas y quise probar este ámbito que es algo nuevo para mí, y lo recomiendo al cien por cien, ha superado sin duda mis expectativas y puedo confirmar que es adictivo. Así que si tenéis la oportunidad de vivir esta aventura, no lo dudéis.

Por último, pero no menos importante, agradecer a Chuchi por su trabajo diario hacia todo esto y por hacer que continúe porque, como tu sueles decir, “merece la pena”.

Un cordial saludo".


Ana Poza Munguia.

lunes, 15 de agosto de 2016

Lunes, 15 de Agosto, Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2016

Llegó el gran día, ese día no queremos que llegue, pero que ha llegado. La mañana está llena de emociones, los primeros voluntarios en irse, ha sido a eso de las 8:00 de la mañana. Hoy nos llevará a las diferentes estaciones a la largo del día. Después de desayunar, los voluntarios recogieron sus cosas, y si dudarlo se pusieron a ayudar a los monitores a desmontar tiendas, recoger la finca, etc.
Poco a poco la gente se fue marchando, una inmensa pena nos embarga de ver cómo se va quedando la finca.
Muchas lágrimas derramadas, por un sentimiento único, que solo se puede entender cuando convives con las mismas personas 24 horas al día. Pero no todo es tristeza, ya que atrás quedan muchos amigos de todos los lugares de España. Una experiencia única que en breve os pondremos la conclusión de todo lo vivido desde los ojos de los monitores como de los ojos de los voluntarios. Hasta siempre AMIGOS/AS, esta siempre será vuestra casa. Nos volveremos a ver seguro. Os dejo algunas de los detalles que dejaron en la finca para nuestros usuarios…

Domingo, 14 de Agosto, Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2016

Hoy llega ese día en los que hay una mezcla de alegría y tristeza que no deja indiferente a nadie. Hoy es el último día del Campo de trabajo San Gil Placeat 2016. Por la mañana los voluntarios se levantan un poco más tarde, damos un poco de tregua después de tantas horas sin dejarlos descansar. El trabajo por la mañana es limpieza y mantenimiento de finca, limpiar furgonetas antes de ir a comer a Plasencia.
Después de comer, nos hemos traído a los usuarios/as a la finca con nosotros, para estar con ellos todo el tiempo posible antes de la despedida. La tarde pasa entre risas y juegos, piscina y esos corrillos tan necesario donde se empiezan a ver las primeras lágrimas al saber que esto se acaba.
La cena fue muy emotiva, todos juntos, usuarios, voluntarios y monitores, entre brindis y palabras bonitas todos juntos demostrando lo importante que ha sido pasar las 24 horas del día juntos . 
Para finalizar realizamos una dinámica muy emotiva, donde usuarios, voluntarios y monitores expresaron todo lo que había supuesto estos 15 días. Preciosas palabras se dedicaron unos y otros.
Y sin querer llego la hora de la despedida, ese momento que nadie quiere que llegue pero que es necesario que llegue para valorar todo lo que ha sucedido estos 15 días. Muchos besos, abrazos, miradas cómplices, cariño, amor, ternura y también soledad al decir adiós a sus amigos los usuarios, esas personas que tanto calan en el corazoncito de los voluntarios. Y con esas lágrimas los llevamos de vuelta a Plasencia en un viaje que fue agrio pero que también quedo la esperanza de volver a verlos algún día.