martes, 8 de octubre de 2013

Valoración de Ianire Valer, Voluntaria del Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2013

Me gustaría poder pensar que el mundo no está loco, que la gente no es siempre como la imaginamos y que no tenemos un prototipo para cualquier persona o cosa, porque es precisamente eso lo que nos machaca, las primeras y buenas impresiones que tenemos de una persona y lo que verdaderamente son o dan a entender que son. Quizás podría pensar que nadie tiene primeras impresiones de alguien o incluso de algo, pero estaría confundida y me estaría engañando.
Soy la primera que me guío por las impresiones, y por éstas mismas me he dejado llevar durante mucho tiempo hasta que llegué a San Gil hace casi dos meses, un pueblo de muy pocos habitantes en el que te preguntas ¿qué hago yo aquí? Pero en el que poco a poco vas dando sentido a todo lo que van a significar esas dos palabras en tan solo 15 días.
Aún recuerdo el primer día, nervios, incertidumbre... el no saber lo que te ibas a encontrar, si encajarías con los demás voluntarios, las actividades, las personas con las que ibas a convivir...en otras palabras, esas personas que iban a ser durante dos intensas semanas tu familia. Pero tras conocer a los usuarios, a los compañeros voluntarios y a los monitores supe inmediatamente que lo que al principio podía ser una simple experiencia, se convirtió en pocas horas en la mejor experiencia con la que me había encontrado en mi vida.
No me imaginaba lo equivocada que estaba respecto a todo antes de llegar San Gil, y lo rápido que me di cuenta de mi error. Las personas con las que me encontré eran diez veces mejor de lo que me podía imaginar. La simpatía y dulzura que desprendía cada uno de ellos a los minutos de conocerte, el cariño que te transmitían con tan solo un abrazo y toda la complicidad que podías sentir a través de una mirada. Tener la sensación de levantarte todas las mañanas sabiendo que vas a hacer feliz a esas personas aunque tan solo pasen un par de horas a tu lado, lo que para otrosno pueden significar nada, pero para ellos significan un mundo.
En San Gil nadie es diferente, ni nadie es menos que nadie, la discapacidad es sólo una simple palabra que no existe, es más en muchas ocasiones eras tú la que te sentías así, y en vez de cuidar tú de ellos, ellos te cuidaban a tí. Ellos son los que nos han enseñado lo que es la vida, nosotros simplemente hemos escuchado, observado y recapacitado, darnos cuenta de que lo que pensábamos que era importante en realidad no lo es, son simples tonterías de las cuales hacemos una montaña de un granito de arena.
Personas que tan sólo te conocen de 15 días, y hacen que te emociones día sí y día también, ya sea por lo que te cuentan de su vida, o simplemente por las palabras que te dicen, frases como “No quiero que te vayas, por favor quedate” o “Te voy a echar mucho de menos, ven a verme”. Frases que te hacen sentirte afortunada por vivir la experiencia que estas viviendo y porque sabes que algo estas haciendo bien para que los usuarios se emocionen al decirte esas palabras, y porque esos 15 días que pasas con ellos son los mejores de su vida, y de la tuya. Personas increíbles e inmejorables que te quieren y les quieres.
Pero esto tampoco sería lo mismo sin los compañeros voluntarios, sin los cuales esta vivencia no sería lo mismo.
La alegría de Lucía, la superación de Jessica, la dulzura de Claudia, la valentía de Alba, la simpatía de Anabel, la sonrisa de Ferran, las risas de Willy, las palabras de Jon, la confianza de Badajó, la complicidad de Ross, el cariño de Rubén, y la ternura de Olga. Personas de diferentes comunidades, con las cuales nunca has convivido, pero con las que en apenas 24 horas te sientes como si les conocieses de toda la vida.
La confianza, la complicidad y el cariño que se crea es mucho más fuerte de lo que te podías imaginar, personas que te transmiten y te demuestran mucho más que otras que conoces desde hace 21 años, que son tus amigos pero a la vez tus hermanos. Con los que has compartido mañanas, tardes, noches, risas y grandes momentos de los cuales cada uno de nosotros tenemos grandes recuerdos. Las buenas amistades que se han creado no se acabarán por muchos kilómetros que nos separen, porque las relaciones tan buenas que han surgido en tan poco tiempo son muy difíciles de romper, porque cada uno de ellos es único y especial. Y como olvidarme de los monitores, personas que en todo momento han estado a tu lado por si necesitabas cualquier cosa, con los que podías compartir todo tipo de momentos, y sobretodo aquellos que te enseñaban lecciones de vida, el luchar por lo que se quiere, grandes personas que han hecho que este campo de trabajo sea muy diferente a todo lo que conocíamos hasta el momento.
Siempre, repito SIEMPRE, habrá un recuerdo de San Gil que me haga sonreír como si fuese el primer día, como si aún me quedasen ilusiones como a un niño pequeño que estrena sus zapatos nuevos de charol ante su primer día de colegio. Y es que es eso precisamente lo que me hace sonreír, lo que me hace feliz y lo que me hace seguir adelante, las mínimas cosas que nos pueden motivar a cualquiera, los pequeños detalles, los cuales hacen grandes momentos. Agradecer a todos aquellos con los que he tenido el placer de compartir este campo de trabajo, por todo lo que me han hecho vivir a su lado, por el cariño que me han dado, y por ser personas tan increíbles que no se encuentran fácilmente. Gracias por todo, de verdad. Y ojala tenga la oportunidad de volver a vivir esta especial y fantástica experiencia.

Valoración Personal de Ross Cordova, Voluntaria del Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2013

Es curioso recordar aquel lugar donde viviste tantas emociones y en el cual fuiste realmente feliz las 24 horas del día. Mi aventura en San Gil empezó igual que para todos, con miedo a lo desconocido e inquietud hacia lo nuevo.
Esa inquietud fue la que me llevo apuntarme este verano a un Campo de Trabajo, nunca había oído hablar sobre ellos, pero gracias a unas compañeras de clase, los descubrí. Me atraía la idea de participar en uno, de hacer algo diferente por una vez en mi vida e intentar ayudar a los demás, así que decidí apuntarme a San Gil. A mis padres nos les atraía mucho la idea, decían que no estaba preparada para esto, pero eso me hizo más ganas de ir y allí estaba yo, una chica de 19 años que poco sabía hacer por ella sola porque en casa lo tenía todo, se embarcaba a una aventura sola sin ayudas de papá.
Deseaba cada día más que llegará ese 5 de Agosto, que sin saberlo haría que San Gil se convirtiera en ese pequeño pueblo de Extremadura que me robaría el corazón. No he sido tan feliz en ningún otro lugar como lo fui allí. Allí todos somos iguales, todos nos divertimos, lloramos y compartimos emociones. En San Gil están esas pequeñas personas, que en la vida diaria la gente no les toma atención, pero ¿Sabéis que? Esas personas, los usuarios, son los que cada día tienen una sonrisa y un abrazo para ti. Muchos de ellos capaces de muchas cosas por si solos pero todos capaces de hacerte disfrutar cada minuto del día. Estas personas me han enseñado a vivir y a ser feliz de una manera tan natural y pura, me encanta la ternura y ese toque infantil que nos demostraban cada día y creedme que no hay ni un día que no piense en ellos. No puedo evitar echarles de menos, a Goyita que reboza felicidad por todos sus poros, A Loren que es mi Loren, que siempre le llevo en mi corazón, a Mimi con esos abrazos que te dejan sin respiración de la felicidad que te transmite, a Ester que lleva dulzura escrita en su sonrisa y así podría seguir con Javi, Luque, Carlos Alberto... Todos y cada uno, son un recuerdo maravilloso, que no paro de revivir cada día, siempre en un momento del día tengo que hablar de ellos con alguien y así en verdad siento que el recuerdo que tengo de ellos sigue vivo, y sonrió como una tonta al recordar sus caras, sus sonrisas, sus canciones, sus bromas, o sus ‘’ te voy a echar de menos’’.
En mi corazón también me lleve a mis pellejos y pellejas, a esas personas que puedo llamar amigos y aunque se lo digo todos los días, aun echo de menos estar con ellos cada día. Pasar las noches bajo las estrellas, recordando lo feliz que era estar allí con los usuarios y lo mucho que íbamos a extrañar todo eso. Estoy contando las horas, minutos y segundos para volver a verles, para cantar las canciones con las que nos deleitaba Carlos Alberto y mantener viva esa felicidad que nos dieron. Porque aunque cada uno de los usuarios era diferente ,todos nos aportaron algo, y es algo que no se puede expresar con palabras y eso es lo más bonito de esto, saber que de verdad fuimos felices con ellos porque lo sientes en el corazón , ese cosquilleo o esas ganas de llorar cuando ves una foto suya o escuchas alguna canción en la radio que te recuerdan a ellos, eso es lo que verdad importa, la huella que han dejado en nosotros, porque ellos son el pilar fundamental de esta gran familia .
San Gil es mágico y esta gran familia no estaría completa sin Mica, Javi y Chuchi, al cual echo de menos cantarle ‘’viva nuestro conductor’’ en cada viaje. Ellos que hacen todo lo que está en sus manos para que cada verano se haga posible el Campo de Trabajo y a quienes agradezco tanto haberme dado la oportunidad de haber sido parte de esta familia. Ellos, que renuncian a quince días para poder seguir haciendo felices a los usuarios, que nos han enseñado millones de lugares maravillosos y que nos recibieron con la mejor hospitalidad que podíamos pedir, para ellos solo tengo palabras de agradecimiento para el resto de mi vida, porque sin darse cuenta nos han enseñado tanto y nos dieron los mejor quince días que se puede pedir.
San Gil, me cambio la vida, siento que soy otra persona desde que me fui de allí, me ha dado tantas cosas y siento que le debo tanto, me encantaría volver a vivir otro verano allí , porque San Gil me dio eso que echaba de menos, sentirme querida y recordar que con pequeñas cosas podemos sonreír . Pero sobre todo lo que me llevo de San Gil es que si das con la persona adecuada puede cambiarte la vida, abrirte los ojos y ver que hay millones de personas que pueden hacerte muy feliz.
Y si tú que estás leyendo esto ,seas quien seas ,te digo que nunca en tu vida vivirás algo tan intenso y gratificante como esto, así que ve y sigue haciendo feliz a esas pequeñas personas que te están esperando y te prometo que vivirás un inolvidable ‘’ Verano Verano , Verano en San Gil, que bonito es el verano ‘’.

Valoración Personal de Jon Asensi, Voluntario del Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2013

“Hoy hace un mes que nos marchamos de San Gil. He querido esperar a que pasara este tiempo para acoplarme a mi nueva rutina y poder ver cuales son los efectos que este lugar ha tenido en mi vida.

No son efectos físicos. No son cicatrices visibles, un color más moreno, o una manera de vestir diferente, sino huellas más profundas. Son huellas de valores.

Cuando vuelves y echas de menos a la gente con la que allí te has encontrado es cuando empiezas a ver que no ha sido una experiencia más, que es algo que te ha llegado hondo y te ha cambiado cosas. Sigues hablando con la gente que allí has conocido, a pesar de que haya pasado un mes, de que la distancia sea cada vez mayor y de que cada uno empiece a recuperar su vida, pero a la vez empiezas a valorar todo lo vivido desde un punto de vista nuevo: Todos aquellos problemas del día a día te parecen nimios frente a los problemas que afrontan en Placeat y San Gil. Empiezas a dar prioridad a otras cosas que antes no la tenían, y le restas importancia a otras que antes te parecían un mundo, aprendes a ser más flexible y tolerante, porque ahora nos es más evidente que nunca que cada uno es un mundo, y que si ocupamos tiempo creándonos prejuicios sobre los demás, es un tiempo que le estamos quitando a poder disfrutar de ellos o a conocerlos de verdad. Creo que esta es la mayor lección que puedo haber sacado de mi estancia en San Gil.



Rememorando todo esto me viene a la cabeza una frase que escuché hace años y me pareció tremendamente acertada, pero que en las últimas semanas se ha hecho presente en mi vida, y es una frase de Mahatma Gandhi que dice “Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo”.